Rocío Molina / Sílvia Pérez Cruz

Artista asociada

Fiel artista asociada de Chaillot, Rocío Molina iluminará esta temporada con su radiante presencia. Una inmersión en su deseo de tener un hijo, pero también en un trenzado de relaciones que resultan en una reflexión sobre la maternidad.

Tres mujeres en escena. Grito Pelao no es sólo la unión de Rocío Molina y Silvia Pérez Cruz, cantante que desvela un nuevo timbre con cada canción. Estas dos mujeres todavía jóvenes son ya grandes leyendas, pero el mayor desafío que presenta esta pieza no tiene que ver su saber o su convivencia en el escenario. Las dos artistas, unidas por una complicidad histórica, instintiva, han decidido echar amarras para penetrar en un espacio desconocido que las atrae irremediablemente. Rocío Molina transforma su cuerpo y su forma de bailar. Su trabajo que siempre se basó en la potencia pura desatada, extrema, parece en esta obra buscar otra forma de sabiduría, ligada al deseo de ser madre. En este viaje la sigue Silvia Pérez Cruz, generosa, que busca con ella el amor, igualmente sumergida en este espacio potente de escucha y deseo. Un espacio en el que dos artistas auscultan hasta el último suspiro la estructura profunda de lo femenino. A Rocío Molina se le ocurrió invitar a su madre Lola Cruz, sobre el escenario. Esa madre a quien se le reprocha y a quien necesita, la madre que obviamente fue hija y que sería capaz de darlo todo.